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lunes, 23 de agosto de 2010

¿Qué hago si mi hijo no quiere ir al psicólogo? y Cómo enfrentar la primera consulta

     Muchas veces los adolescentes se oponen a ir al psicólogo, respondiendo que no tienen un problema o que simplemente no quieren ir. Lo principal en estos casos, es que nos pongamos en el lugar de nuestros hijos. ¿Por qué no querrá ir? ¿Sentirá que se le está culpando por malas conductas? ¿Tendrá miedo al no saber a qué se enfrenta?

     Antes que nada es importante explicarles qué es lo que hace un psicólogo, ya que comúnmente se asocia a la locura o a personas mentalmente enfermas. Los psicólogos trabajamos con las preocupaciones que tienen las personas, ya sea miedos, verguenzas, tristezas, rabias, conflictos con alguien, etc. La psicoterapia consiste en el proceso de descubrir juntos (terapeuta y paciente) cómo resolver estas preocupaciones. En mi caso, esto se realiza a través de conversaciones, juegos, ejercicios, etc. El paciente es el niño, por lo que todo lo que él me cuente es confidencial (no puede ser contado a otros por el terapeuta, ni siquiera a los padres, aunque el paciente puede contar lo que quiera a quién quiera), salvo en el caso de que ponga en riesgo su vida, caso en tendré que pedir ayuda.

     Hay que conversar acerca de por qué no quiere ir, tratando de entenerlos y desde ahí poder ayudarlos. Si aún después de tener mayor información se oponen a ir, aunque sea 1 vez, los padres pueden pedir una hora y asistir solos. El psicólogo puede orientarlos a realizar cambios ellos mismos que les permitan ayudar a sus hijos, y desde ahí empezar a trabajar con él.

jueves, 5 de agosto de 2010

¿Qué es la Terapia de Juego?

     El juego es la manera natural que tienen los niños para comunicarse. Del mismo modo que los adultos usan el lenguaje verbal para intercambiar ideas y pensamientos, los niños juegan para expresar ideas y emociones. La terapia de juego es una forma de psicoterapia muy recomendada para niños, porque justamente utiliza el juego y la imaginación en vez de palabras, como principal medio de comunicación. 

La terapia de juego se diferencia del juego normal, en que el psicólogo facilitará el desarrollo de un juego profundo, en que el niño pueda ir expresando sus emociones de una manera sanadora. A través de las experiencias de juego el niño puede clarificar y dominar muchas habilidades y conceptos emocionales, sociales, físicos e intelectuales. El juego es el medio por el cual el niño desarrolla nuevas habilidades para pensar. 
Además, el juego en sí tiene un poder curativo. Podemos entender a nuestros niños si logramos entender su juego

¿Cómo funciona la Terapia de Juego?


     El terapeuta especializado crea un ambiente seguro para que el niño se permita expresar, aprender maneras más efectivas de comunicar, y "jugar" a través de sus problemas. En la sala de terapia existe una gran variedad de juguetes y materiales de arte seleccionados, para que el niño pueda  jugar, siempre bajo la mirada del terapeuta, quien lo irá guiando. 



¿Cómo puede la Terapia de Juego beneficiar a mi hijo?

    Podemos tomar como ejemplo un niño que ha enfrentado una situación traumática, como por ejemplo el terremoto del 27 de Febrero. Mediante el juego el niño puede recrear la situación traumática, cambiando su vivencia de víctima a victorioso, por ejemplo. Al recrear la situación en un lugar seguro, puede enfrentar sus sentimientos de miedo, aceptarlos y validarlos, y encontrar en sí mismo los recursos necesarios para protegerse. Sin embargo, para poder aceptar esto, necesita primero experimentar el lugar seguro para permitirse esto, y es aquí dónde el terapeuta interviene y participa.


Las investigaciones muestra que esta terapia es efectiva para niños con dificultades emocionales, sociales, conductuales y de aprendizaje, incluyendo agresión/rabia, ansiedad/miedo, timidez, depresión, déficit atencional, baja autoestima, estrés post-traumático, dificultades de aprendizaje, enuresis (que mojan la cama), insomnio (dificultades para dormir), y problemas de alimentación.

     También ha mostrado ser efectiva para niños que sufren de estrés relacionado a divorcio, hospitalización, enfermedades crónicas, abuso físico/sexual, violencia intrafamiliar, desastres naturales (terremotos, incendios), muerte, accidentes y cambios en general.


     

¿Cuándo consultar?

        Es importante consultar cuando notamos que algo preocupa a nuestros niños, y pensamos que por ello puedan estar sufriendo. La mayor parte de las veces los niños no saben decir qué les pasa, especialmente cuándo es algo de lo cual se sienten culpables o por lo que sufren. Si para un adulto es difícil hablar de lo que le duele, para un niño, que tiene menos vocabulario, es más difícil aún. Es por eso que muchas veces nos damos cuenta de su sufrimiento a través de su conducta: cambios repentinos, agresividad, aislamiento, tristeza, hiperactividad, enuresis (mojar la cama) o encopresis, etc.



     Uno de los motivos de consulta más comunes son los problemas conductuales o de aprendizaje. Muchas veces la consulta surge de parte del colegio que nota una diferencia del niño con respecto a su grupo de pares. Sin embargo, existe un importante grupo de niños que no causa problemas, pero que también vive con un importante sufrimiento. Estos niños consultan menos seguido ya que su dolor no es tan evidente, y hay que poner mayor atención en ellos para poder notarlo. Este es el caso de los niños tímidos o ansiosos, que logran tener un comportamiento adecuado socialmente o incluso muchas veces sobreadaptado, pudiendo parecer niños ejemplares. No saben mostrar su sufrimiento como los niños más actuadores, lo que muchas veces hace que pasen desapercibidos y que se cronifique su sufrimiento.


    Es recomendable consultar cuando notamos que nuestro hijo experimenta alguna dificultad, ya sea emocional, conductual, social, o intelectual. Ante la duda, un profesional nos podrá orientar acerca de qué es lo esperado para cada edad, cuáles son dificultades "normales" y cuáles pueden estar indicado que el niño necesita ayuda externa.

Casas